Es amplio el debate que se ha dado en el último tiempo sobre cómo hacer más eficientes las jornadas laborales. De hecho, este tema ha tomado un foco más transversal y se ha puesto sobre la mesa de varios gobiernos de la región, tomando en cuenta desde el empresariado, la OIT, hasta los sindicatos y gremios.
Bajo este panorama, está claro que la forma de trabajar y la modificación de la jornada laboral se llevará adelante tarde o temprano, y pondrá a prueba la capacidad de adaptación de las empresas para no perder competitividad, ni tener impacto negativo en sus finanzas. Según las estadísticas proporcionadas por la Dirección General de la Comisión Europea (Eurostat), la cantidad promedio de horas trabajadas en esa región durante el 2021 fue de 36,4 horas por semana, donde Grecia se posicionó como el país con el mayor promedio (40,1 horas semanales). Estos números consideran el promedio de horas trabajadas por el grupo etario de entre 20 y 64 años, para los contratos de jornada completa y parcial.
Sin embargo, para poder hacer una transición eficiente, es fundamental avanzar hacia un aumento en la productividad de los trabajadores, dotándolos de mayores herramientas a través de capacitaciones e implementando nuevas tecnologías que abarquen desde la planificación hasta la operación.
En la actualidad, por ejemplo, muchas empresas utilizan Excel para sus procesos; herramienta que tiene sus orígenes en los años 80’ y que, si bien es muy útil para ciertos aspectos, ha demostrado tener grandes limitaciones a la hora de optimizar e interactuar con otros sistemas sin desconfigurar las programaciones de turnos actualizadas. Con el tiempo, estas compañías se han visto enfrentadas a la necesidad de adaptar sus procesos, o bien quedar estancadas a las limitaciones de herramientas arcaicas, en lugar de aplicar tecnologías al servicio del negocio.
De hecho, hoy la industria cuenta con herramientas para predecir la necesidad de personal por mes, semana, día, e incluso la hora del día, gracias al uso de software inteligentes de optimización de turnos que permiten a las empresas definir la cantidad de personal necesario en diferentes contratos y funciones (jornada completa o parcial), y las estructuras de turnos más eficientes para brindar el servicio deseado al menor costo, sin descuidar aspectos en la calidad de vida de las personas.
Pero ¿Cómo funcionan? Los algoritmos inteligentes permiten encontrar óptimas soluciones de turnos de trabajo para miles de personas en pocos minutos, teniendo en cuenta no solamente las restricciones legales de los diferentes países o industrias, sino también el servicio, preferencias y necesidades de los colaboradores. Para ayudar en este objetivo, INFORM desarrolló el primer software basado en inteligencia deductiva que permite a sus clientes lograr un equilibrio necesario entre servicio (cobertura de demanda operacional), legislación, calidad de vida y eficiencia.
“Nuestro software de optimización de turnos de personal -WorkforcePlus- ayuda a empresas de la salud, retail, aviación, portuaria, entre otras, a lograr eficiencias sin descuidar aspectos fundamentales como el servicio y la calidad de vida de las personas. Nuestros algoritmos consideran aspectos de ergonomía y preferencias de los colaboradores a la hora de encontrar un ´óptimo´ de distribución de turnos de personal”, afirma Federico dos Reis, CEO de la compañía en Latinoamérica.
Para llevar adelante estos cambios estructurales, es necesario contar con legislaciones que permitan incluir contratos más flexibles de trabajo, que puedan ser usados para cubrir de manera eficiente las variaciones en la operación.
“Cuando se analiza el impacto del cambio en la jornada laboral, muchas veces se hace desde una visión acotada, pero hay muchas aristas a estudiar. Hay aspectos humanos, como la motivación de los empleados, los cambios sociales y adaptaciones en las maneras de consumir de los clientes, que le suman complejidad a este tópico. Para generar una flexibilidad necesaria que haga frente a estos nuevos desafíos que están surgiendo, las empresas deben mejorar los procesos e invertir en tecnología que los ayude a dar un salto en la manera de hacer las cosas. Aquellos que se embarcan en este camino tienen la capacidad de incrementar hasta en dos dígitos la productividad de su personal, sin descuidar aspectos ergonómicos y de calidad de vida de sus empleados”.