El Perú enfrenta los embates de diversas crisis, tanto internas como exógenas, que lo han llevado a recortar sus expectativas de crecimiento varias veces este año. Sin embargo, para Diego Macera, director del Instituto Peruano de Economía (IPE), la economía vinculada a la transformación digital es un ‘tren’ que no podemos dejar pasar.
“Nos quedamos desfasados en la primera y segunda revolución industrial de mediados del siglo XIX, como el resto de la región, y no pudimos aprovechar los nuevos descubrimiento de la tecnología de entonces para multiplicar la productividad, como sucedió primero en Europa y luego en Estados Unidos. Creo que eso es parte de la explicación del rezago que tuvimos durante buena parte del siglo XX: no subirnos al tren en el momento correcto”, apunta.
Pero hoy existe otro ‘tren’ que está moviendo la economía, que es la transformación digital, un movimiento que, estima Macera, será responsable de los mayores niveles de productividad a nivel global para el presente siglo, con el agregado de que presenta barreras de acceso mucho menores que las que presentaba la revolución industrial del siglo XIX.
“Es una oportunidad que no debemos dejar pasar, sobre todo pensando en lugares dentro del Perú donde no están interconectados y hay potencial de crecimiento económico. Si aprovechamos las nuevas tecnologías de la información y comunicación, las nuevas maneras de dar servicios, educación, salud, las nuevas maneras de trabajar, de tener un espíritu colaborativo entre diferentes disciplinas, eso debería potenciar la productividad de regiones que históricamente estuvieron más alejadas del desarrollo peruano”, agregó.
Panorama
En cuanto al contexto económico actual, Diego Macera reconoce que hay un deterioro de la actividad económica, con ajustes repetidos a las proyecciones de crecimiento hacia la baja, con una proyección en pocos meses de 2.5% a poco más de 1% para este año.
Ponderó sin embargo que hay factores positivos a tomar en cuenta y configuran una posibilidad de mejorar en los meses siguientes como el descenso de la inflación, un escenario internacional donde la preocupación mayor puede ser China, pero sin el ‘hard landing’ que se proyectaba para Estados Unidos. “No hay razón para pensar en un panorama económico deteriorado en los próximos meses; desde luego uno se puede equivocar, pero, vemos, sobre todo, que la confianza viene lentamente subiendo y esto podría determinar que el próximo año estemos más cerca de una expansión económica del 3%. Hay expectativas más altas en 2024 para el crecimiento, pero siguen siendo insuficientes para un país que necesita mucha más inversión para seguir avanzando”, estimó.
Para el director del IPE, los escenarios de conflictividad social de principios de año le han pasado factura económica al país, así como el ciclón Yaku, además de algunos efectos del Fenómeno de El Niño que se empezaron a observar en el segundo trimestre. Esto, en conjunto, explica buena parte de por qué sucedió un escenario de contracción en el primer semestre. Pero un elemento clave por encima de todo es la confianza, sin la cual se ha ralentizado la inversión privada, lo que ha afectado el consumo. En ese elemento tiene mucho que ver la crisis política continua, donde los presidentes no duran más de año y medio y los sucesores siempre tienen que afrontar lo que el antecesor les deja.
Sectores clave y propuestas para volver a despegar
Consultado sobre cuáles son los sectores económicos que permitirán apuntalar la economía peruana este año, identificó en primer lugar a la minería, que “explicaría prácticamente todo el crecimiento que se verá en 2023”. Y esta se debe básicamente a una sola operación, que es Quellaveco.
Sobre otros sectores, recordó que la construcción y pesca mostraron indicadores deteriorados, aunque, en el primer caso se debió a que venía de dos años sobresalientes y ahora muestra una tendencia natural a la contracción, en tanto que en el segundo la perspectiva puede mejorar si las condiciones climatológicas son favorables. “Ojalá que en estos meses repunte la construcción porque es la actividad con más encadenamientos, empleo y más peso en el producto”, sostuvo, sin dejar de recordar que la apuesta fuerte del país debe ser la minería.
Macera cree que entre las acciones más importantes que puede tomar el gobierno hoy están la aceleración de los grandes proyectos de irrigación que son sustanciales, como Majes Siguas II, Olmos y Chavimochic III, que pueden expandir la frontera agrícola notablemente y generar decenas de miles de empleos, siempre que se superen las trabas vinculadas a la inversión pública y los modelos público-privados.
En infraestructura también es relevante sostener el trabajo de la Línea 2 del Metro de Lima, que avanza hoy después de grandes demoras, así como la expansión del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. A esto se suman los hospitales y carreteras en regiones, donde la actuación de los gobiernos regionales debe notarse, luego de un primer año de baja inversión esperable por la poca experiencia que pueden tener los nuevos gobernadores y alcaldes que llegaron a sus puestos este año.
Finalmente, abogó por avanzar lo más pronto en obras de contención y prevención ante desbordes en las regiones que podrían verse afectadas con el Fenómeno de El Niño Global, como se está pronosticando para fines de este año, una labor que debió hacerse hace mucho tiempo (el último Niño fue en 2017) pues el impacto en la economía de estos eventos es importante.