El Open Banking o “banca abierta” es una tendencia creciente dentro de la industria financiera global que apuesta por la creación de un ecosistema en el que las entidades financieras y los proveedores de servicios financieros pueden intercambiar y ofrecer datos de los usuarios, siempre bajo su previa autorización, para construir soluciones y productos cada vez más personalizados y acordes a sus necesidades.
Según el XI Informe de Tendencias en Medios de Pago elaborado por Minsait Payments, la filial de medios de pago de Minsait, una compañía de Indra, el 38% de los especialistas del sector financiero indican que el Open Banking será un estándar en 2030, lo que implica un impulso de la transformación digital y la aparición de medidas regulatorias que incentivarán su crecimiento en América Latina. Por ello, es importante que las empresas empiecen a adaptar sus modelos de negocio y operación a la banca abierta con el fin de aumentar competitividad y eficiencia y lograr mejores resultados.
“Mediante herramientas de API (Interfaz de Programación de Aplicaciones, por sus siglas en inglés), Analítica de Datos e Inteligencia Artificial, el Open Banking rentabiliza la información y plantea un nuevo paradigma en la industria financiera porque los clientes serán los dueños de sus datos financieros y no las compañías. Esto significa que el cliente tendrá el poder de movilizarse con rapidez entre las diferentes entidades o prestadores de servicios financieros que le ofrezcan las soluciones más personalizadas a sus necesidades. Ahí reside la preocupación de las empresas del sector que deben prepararse para ser las más atractivas”, señaló Luis Beteta, director del Mercado de Servicios Financieros en Minsait Perú.
En América Latina, México (2018) y Brasil (2019) son los pioneros en incorporar el Open Banking. Por atrás se encuentran países como Perú, Argentina, Chile y Colombia, que han comenzado mesas de trabajo entre instituciones y reguladores para dictar las normas locales en sus regiones.
Perú hacia el Open Banking
Entendiendo la realidad del sector a nivel mundial, y con el ánimo de aprovechar las oportunidades de inclusión financiera del Open Banking, este año se presentó la primera iniciativa legislativa en el Perú vinculada al Open Banking o Banca Abierta mediante el Proyecto de Ley N° 1584/2021-CR, que declara de interés nacional y necesidad pública la implementación de una política pública que fomente la masificación de la banca abierta en el país. Sin embargo, las regulaciones entre el Open Banking y la normativa de protección de datos personales se cruzan en un punto medio: la obtención, el tratamiento y el uso de los datos bancarios de las personas.
Esta tendencia todavía se encuentra en una etapa temprana en el Perú. Sin embargo, en los próximos años, podría convertirse en un escenario oportuno para las entidades financieras en beneficio de los consumidores peruanos.
Los beneficios del Open Banking
Como modelo colaborativo y naciente paradigma, el Open Banking ofrece múltiples beneficios tanto a empresas como a usuarios. En cuanto a las entidades financieras y operadores de servicios financieros, les será posible crear nuevos canales y productos para alcanzar más clientes, disponer de mejor información para tomar decisiones de mercado, innovar para encontrar mecanismos de monetización de la información y lograr un mayor nivel de interconexión con otros actores del sistema.
Desde la perspectiva del usuario, el principal beneficio es el empoderamiento y la transparencia en el manejo de los datos gracias a que, bajo este modelo, la persona es dueña de la información financiera, lo que le permite navegar con libertad entre las diferentes opciones y escoger la que más se ajusta a su necesidad. En ese sentido, el usuario gozará de un mercado más competitivo que se esfuerza por entender su situación particular para diseñar y ofrecer soluciones financieras a la medida de sus requerimientos y expectativas y que motiven a iniciar procesos de portabilidad.
“Con este nuevo paradigma el usuario asume un rol mucho más importante y entra a formar parte crucial en el proceso de toma de decisión de la industria financiera, lo que es un incentivo para que los diferentes actores financieros generen sinergias con el fin de ofrecer servicios atractivos que les permitan destacar y capturar a un mayor número de clientes. Para el caso de América Latina, alcanzar el potencial del Open Banking implica desarrollar una cultura de apertura de la información que brinde la confianza a empresas y usuarios”, explicó Luis Beteta, director del Mercado de Servicios Financieros en Minsait Perú.
Las claves para avanzar hacia el nuevo paradigma
Desde su irrupción en Reino Unido hace algunos años, el Open Banking ha generado grandes expectativas por las numerosas oportunidades que plantea para potenciar el sistema financiero y su capacidad aumentar su capacidad para elevar los índices de inclusión financiera o bancarización, que son indicadores con gran impacto social y económico. No obstante, la plena incorporación de las soluciones tecnológicas que dan vida a este modelo colaborativo implica:
- Debe haber un cambio en la forma de entender el funcionamiento del sector financiero, lo que supone pasar de la noción de “resguardo de datos transaccionales” a “apertura de datos para más oportunidades de negocio”. Este cambio incentivará a los actores bancarios a crear servicios más innovadores, pero ante todo a ofrecer productos más simples y fáciles de adquirir.
- El Open Banking es un modelo de beneficio común que eleva la competencia e impulsa la construcción de alianzas para abrir puertas para nuevos modelos de negocio, tanto para el ciudadano como para las compañías financieras a nivel de operaciones.
- Un marco normativo acertado. A nivel mundial, la regulación sobre el acceso a datos y cuentas de clientes se ha implementado a diferentes ritmos y alcances. En Europa la regulación ya está vigente a través de la conocida PSD2. En el caso de México, recientemente se aprobó y en Brasil se está diseñando un marco normativo con todas las instituciones involucradas. Se espera que más países de América Latina pronto tenga una ley de Open Banking.