Dentro de la economía global, un hecho que no se puede pasar por alto es el gran motor que representa el segmento de las pequeñas y medianas empresas (PyME), las cuales generan entre el 60 y 70% del empleo en todo el mundo, siendo el 90% de la totalidad de negocios. Esto los vuelve responsables del alrededor del 50% del Producto Bruto Interno (PBI). Esta realidad es mucho más palpable en Latinoamérica, donde más del 99% de las compañías son PyME, lo que se traduce en más de 11 millones de emprendimientos.
No obstante, y debido a la crisis por la pandemia del COVID-19, este sector se vio afectado duramente. Según el Centro de Comercio Internacional, el 60% de las PyME registraron reducciones en sus ingresos, mientras que por parte de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), esta situación devino en el cierre de más de 2.7 millones de negocios en la región. Si a esto le sumamos su gran tasa de informalidad, la falta de innovación y la reducida digitalización que las caracteriza, este sector laboral se mantendrá en un constante descenso.
Lo que sí se puede rescatar de todo esto, es que este tipo de empresas han visto la manera de adaptarse, haciendo de la tecnología su mayor aliada. Como bien indica el último estudio de Microsoft, en el Perú, el 90% de los pequeños y medianos negocios considera que es de suma importancia la implementación de la digitalización para la reactivación económica. Esto se ha traducido en que cerca del 49% de empresas opten por la transformación digital, generando una mayor inversión en la adquisición de tecnologías de información (TI).
Si bien los gobiernos ya han tomado medidas para levantar al sector, tales como Reactiva Perú y FAE-Mype, es importante que, desde el lado de las grandes empresas tecnológicas, se tome una postura más activa para formar parte del empuje para las PyME. Desde AMD, comprendemos el potencial de estos negocios, por ello, desarrollamos soluciones de hardware enfocadas en la seguridad y el rendimiento, con el objetivo de mejorar su productividad.
Y es que, al igual que las grandes empresas, la protección de datos es un factor muy importante. El riesgo de sufrir ataques cibernéticos, en esta nueva modalidad de trabajo, se ha vuelto muy frecuente, por lo que contar con muchas capas de seguridad frente a estas amenazas, se ha vuelto una necesidad, además del apoyo con equipos tecnológicos capaces de soportar las mayores cargas laborales debido a la digitalización.
Por este motivo, las compañías tecnológicas deben plantearse el reto de apoyar a los más pequeños (PyME), tanto con innovaciones como con guías para que estos últimos puedan adaptarse rápidamente. Si dejamos de lado a la mayor fuente de ingresos per capita de la región, esto se traduciría en un retroceso social y económico de más de 15 años, lo que sería un duro golpe para el continente del cual será muy difícil que se recupere. No por nada, el Banco Mundial estima que América Latina tendrá la mayor disminución del PBI real debido a la pandemia.
Sin lugar a dudas, las PyME mantendrán su relevancia dentro del mercado global y regional. No obstante, recalcamos que las grandes tecnológicas tienen una gran responsabilidad para impulsarlas, no solo en sus operaciones, sino también de enseñarles a abrazar la innovación y la digitalización, para que se mantengan actualizados frente a los nuevos desafíos que plantea la transformación digital.