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En las últimas décadas, los sistemas financieros en América Latina han experimentado una transformación profunda, impulsada por la digitalización, la diversificación de productos y el avance de la inclusión financiera; un proceso en el que las mujeres se han convertido en protagonistas activas del sistema financiero. En este contexto, un reciente estudio de Experian Perú analiza cómo las peruanas están accediendo al crédito, recopilando información clave sobre sus productos utilizados.
Según el análisis de Experian Perú, a septiembre de 2024, más de 5.3 millones de peruanas acceden a algún tipo de crédito formal. Esta cifra refleja una integración creciente y sostenida de las mujeres al ecosistema financiero.
El estudio también revela que el préstamo personal es el principal producto con el que muchas mujeres inician su historial crediticio, representando el 30.2 % de los primeros accesos. Sin embargo, las proyecciones para 2025 apuntan a un incremento del crédito para microempresas, lo que evidencia una transición hacia productos de mayor impacto económico.
“Conocer qué productos utilizan y cómo acceden a ellos permite entender mejor su rol y detectar oportunidades para profundizar su participación en el sistema crediticio. Los datos reflejan un cambio de enfoque: El crédito ha pasado a ser una herramienta para impulsar proyectos, emprender o fortalecer la autonomía financiera, señala Fanny Ramírez, Subgerente de Gobierno de Datos de Experian Perú.
Esta investigación también revela diferencias regionales en el uso del crédito: mientras que en el norte del país predominan los préstamos para microempresa, en la zona centro se destacan las tarjetas de crédito como producto principal. La diversidad de productos crediticios amplía las posibilidades de acceso y permite atender mejor las distintas realidades y necesidades de cada segmento de la población.
Mujeres emprendedoras: acceso con visión de crecimiento
Actualmente, 47,900 mujeres emprendedoras en Perú mantienen una relación formal con el sistema financiero regulado, con un ticket promedio de S/5.500. La mayoría de ellas gestiona entre uno y tres créditos, siendo la banca tradicional el canal más utilizado, con más del 63 % de participación, seguida por las cajas municipales y rurales, que concentran cerca del 45 %. Estos datos confirman que las mujeres no solo acceden al sistema, sino que mantienen relaciones financieras estables y sostenidas en el tiempo.
“El perfil de estas mujeres demuestra disciplina, planificación y una relación saludable con el crédito. Observamos que mujeres jóvenes están utilizando estos mecanismos desde etapas tempranas, lo cual refleja una visión financiera de largo plazo. Lo que falta ahora es una oferta más flexible y adaptada a sus verdaderas capacidades de crecimiento”, explica Ramírez.
En términos generales, los bancos concentran la mayor parte del financiamiento a mujeres, con más de 1.8 millones de clientas, aunque las cajas y edpymes cumplen un papel clave en ampliar el acceso, especialmente en regiones con menor experiencia financiera. Este ecosistema diverso ha permitido que las mujeres accedan a una gama creciente de productos, desde préstamos personales hasta créditos productivos, redefiniendo su relación con el sistema financiero. Para consolidar este avance, es necesario acompañarlo con estrategias diferenciadas que fortalezcan su autonomía económica y el desarrollo local.
Aún hay camino por recorrer
Aunque el número de mujeres con crédito en Perú sigue creciendo, el estudio advierte que las mujeres siguen accediendo a montos menores y a productos de menor profundidad. Esto limita el verdadero potencial del crédito como herramienta de transformación económica, al dejar fuera opciones más robustas o de largo plazo que podrían marcar una diferencia estructural en la vida de muchas peruanas.
Si bien el país ha logrado importantes avances en cobertura y diversidad de entidades, el desafío actual está en mejorar la calidad del acceso y el impacto real del crédito en sus vidas. Esto requiere ir más allá de la oferta de productos y diseñar soluciones que acompañen el crecimiento sostenido, respetando sus contextos, capacidades y objetivos.
“Para seguir avanzando hacia la inclusión financiera, necesitamos productos más flexibles y alineados a las metas de las mujeres. El crédito no debe ser solo un punto de entrada, sino una herramienta de movilidad y desarrollo económico. Y los datos nos muestran que en el Perú existe un terreno fértil para seguir ampliando y fortaleciendo el acceso al crédito de más mujeres”, concluye Ramírez.









