Al entrar en el sitio web de Textil del Valle, lo primero que se ve es la palabra “Sostenibilidad” acompañada de los sellos de empresa B y compañía carbononeutral. Esta aparece antes de la información relativa a la innovación, desarrollo y tecnología de su producción y de sus procesos, y delante de un plano de sus instalaciones en Chincha en el que pueden verse paneles solares. Esto no es casualidad. La sostenibilidad se ha convertido en una pieza clave en la oferta de valor de la compañía, considerada la textil más sostenible del mundo. “Somos la única empresa en el mundo que tiene los tres sellos: de Empresa B, Fair Trade y Carbono Neutral. Eso nos hace ponernos en esa posición”, cuenta a Forbes Perú Juan José Córdova, su gerente general.
En 2018, solo tres años después del lanzamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, cuando en el Perú apenas se hablaba de modelos de sostenibilidad, Textil del Valle decidió dar un fuerte giro a su negocio. Y, según Córdova, fue una decisión de toda la organización, con el doble objetivo diferenciarse y transformar una industria altamente contaminante, que, según desvelaba justamente el mismo año Naciones Unidas, producía más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos. “Por un lado, estábamos inmersos dentro de una industria considerada por muchos la más contaminante del mundo y, por otro, realmente queríamos buscar una diferenciación en el mercado que nos posicionara hacia los consumidores y las marcas de otra forma. La junta general de accionistas, el directorio y toda la compañía puso énfasis en ello”, dice Córdova.
Desde entonces, la compañía, que produce para marcas internacionales telas y prendas de punto como polos, camisetas y vestidos, entre otros, ha dado un salto abismal en sostenibilidad que, según su gerente general, ha generado atracción de nuevas empresas, entre ellas Patagonia, considerada como una de las marcas textiles más sostenibles del mundo. “Somos el único proveedor de la compañía de este hemisferio”, cuenta Córdova.
La compañía empezó su “camino sostenible” enfocándose en el agua y la energía. En el primer caso, reduciendo el uso de agua y reciclando la que usan en sus procesos, entre otras cosas, con la instalación de una planta de ultrafiltración y ósmosis inversa, donde se lleva a cabo un proceso adicional de purificación de aguas residuales que le permite hoy reciclar y reutilizar el 33% de los efluentes que genera.
En el segundo caso, apostó por energía procedente de fuentes sostenibles y en un menor porcentaje autogenerada, instalando 1.320 paneles solares en su planta, los cuales generan 500 kW de potencia.
“Luego hemos ido evolucionando [en la estrategia de sostenibilidad] en materias primas, en procesos, y nos hemos integrado verticalmente hacia atrás en la cadena productiva”, explica Juan José Córdova, quien asumió el liderazgo de la empresa textil en 2018.
El ejecutivo hace referencia particularmente al proyecto “Algodón de Vida”, a través del cual trabajaron con 1.000 comunidades en la región San Martín para producir algodón orgánico en zonas donde se producía hoja de coca. “Nosotros nos encargamos de la asistencia técnica, de los fertilizantes orgánicos, de la uniformidad en las semillas y les garantizamos a los productores un precio justo antes de que ellos siembren”, cuenta el gerente general de Textil del Valle, que trabaja en este proyecto junto a la firma fabricante de hilados Filasur, quien se encarga de hilar y mezclar la fibra del algodón orgánico. El proyecto fue puesto en marcha en 2020 y produce alrededor de 2.500 toneladas de algodón orgánico certificado de las variedades tangüis y pima.

Cambio en los clientes
Córdova reconoce que, cuando dieron sus primeros pasos de transformación, convencer a las marcas de las ventajas de contar con proveedores sostenibles no fue fácil. “Al comienzo costó porque la sostenibilidad no estaba dentro de las prioridades de las marcas, pero poco a poco fuimos convenciéndolas y ayudando a transformar la industria de manera general para que podamos adecuar nuestra oferta a una nueva demanda que pide productos sostenibles”, resalta.
Las ventas de la compañía, de hecho, reflejan el creciente interés de las marcas por prendas sostenibles. Textil del Valle, según su gerente general, creció en 2024 un 24% en ventas, superando los US$ 80 millones. “Este año esperamos crecer un 15% y estar cerca de los US$ 100 millones. Estamos invirtiendo US$ 5 millones para aumentar un 30% nuestra capacidad instalada”, desvela Juan José Córdova, quien asegura que esta inversión les permitirá generar 600 puestos de trabajo y seguir buscando más clientes que se adecúen a su propósito.
Entre los clientes de la compañía textil peruana figuran, además de Patagonia, Lacoste, Lulemon, Vineyard Vines, Polo Ralph Lauren y Mise au Green, las cuales, según el ejecutivo, son marcas que ya están evolucionando hacia productos más sostenibles, no solo en sus materias primas —a través de algodón orgánico, algodón regenerativo o poliéster y nylon reciclados—, sino también en los impactos de sus procesos productivos. “La tendencia en la parte de manufactura es a maximizar la automatización y la robotización para aminorar el consumo de energía”, dice.
De hecho, según el estudio “Circular Fashion Survey”, de PwC, en Europa, el respeto a los estándares ESG (ambiental, social y de gobernanza) impacta en las decisiones de compra de dos de cada tres consumidores de las nuevas generaciones y un 71% de estas está dispuesta a pagar más por un producto sostenible. En Estados Unidos, según información de Statista correspondiente a 2025, uno de cada tres compradores de ropa afirmó que adquiere exclusivamente marcas sostenibles.
“Ahora los millennials y la generación Z están viendo trazabilidad, transparencia y sostenibilidad en las prendas que consumen”, asegura Juan José Córdova, quien añade que su integración vertical en la cadena productiva les permite justamente tener conocimiento de todo el ciclo del producto desde su origen.
El ejecutivo asegura que su objetivo como CEO es seguir haciendo crecer e invirtiendo en Textil del Valle y así poder también impulsar el textil local y que este tenga un mayor reconocimiento afuera. “El textil peruano es una potente herramienta para generar más puestos de trabajo formales. Necesitamos también del Gobierno y del Congreso políticas públicas que ayuden a incentivar aún más este sector”, recalca el ejecutivo.
Por otro lado, Córdova asegura buscar que Textil del Valle incorpore cada vez más tecnología que potencie su competitividad, eficiencia y productividad. “Vamos a trabajar fuertemente no solo para ser la empresa textil más sostenible del mundo —porque seguimos desarrollando proyectos en la parte sostenible—, sino también para convertirnos en la compañía de esta industria más innovadora de América”, resalta.
¿Entorno económico favorable?
La guerra arancelaria puesta en marcha por Donald Trump ha puesto de cabeza a los grandes exportadores del mundo, entre ellos los textiles. Además de China, Vietnam, Bangladesh e India tienen previstos aranceles de Estados Unidos del 46%, 37% y 26%, respectivamente. Se trata de un complicado entorno comercial que, según Juan José Córdova, podría beneficiar a Textil del Valle. “La situación de tarifas y aranceles en el mercado de Estados Unidos nos va a favorecer. Eso va a ayudar a que más marcas vean al Perú como un potencial proveedor para el mercado de Estados Unidos”, dice el ejecutivo.
De hecho, Estados Unidos es el principal destino de la industria textil peruana, con envíos por US$ 803 millones en 2024, que representaron el 50,1% del total, según Promperú.
«En este escenario se presenta una oportunidad para, en un primer momento, incrementar sustancialmente las exportaciones de prendas de vestir peruanas, en un contexto en el cual existe capacidad para ello. Asimismo, en un segundo momento, de mantenerse estos niveles arancelarios, sería un motivo para fortalecer las inversiones de un sector que ya cuenta con una Ley que incentiva la reinversión de utilidades, y que se presenta muy atractivo para el desarrollo de nuevas inversiones, tanto nacionales como extranjeras, especialmente de los Estados Unidos de América», asegura Martín Reaño, gerente del Comité Textil y Confecciones de la Sociedad Nacional de Industrias.
Datos clave
-En 2020, Textil del Valle se comprometió a aportar en siete de los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU: salud y bienestar, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, energía limpia y asequible, ciudades y comunidades sostenibles, acción climática y vida en la tierra.
-La compañía tiene dos plantas de producción, en Lima y Chincha, y 3.000 colaboradores.
-La gama de tejidos de Textil del Valle incluye: jersey, piqué, interlock, ribs, waes, jacquards, stripes y punto plano con jacquard, entre otros.
-El 100% de los químicos usados por la compañía son biodegradables.
-Textil del Valle recicla al año 72.000 kilos de saldos textiles.
-Entre las certificaciones de la compañía vinculadas con la sostenibilidad figuran también Global Organic Textil Standard, Global Recycled Standard y Worldwide Responsible Accredited Production.
(forbes.pe)