La proximidad geográfica entre México y Estados Unidos permite que el primer país sea exportador de frambuesa y el segundo, su mercado destino. Esto se debe a que la delicadeza de este fruto rojo es incompatible con viajes largos. Ante tal característica, los esfuerzos que el Perú realiza para incluirlo en su oferta agroexportable arrancan con un desafío.
Hasta el momento, el cultivo de la también conocida como fresa del bosque se concentra en Lambayeque, Huánuco, Áncash, Arequipa, Tacna y Lima. Su posicionamiento es una tarea que tardará algunos años, de acuerdo con Gabriel Amaro, presidente de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP).
Amaro identifica en el cuerpo de la frambuesa una restricción, pero con una salida factible: “Es una fruta bien frágil y no tiene mucha vida de transporte. Una manera ideal para exportarla sería congelada”.
Acota que el producto fresco registra un mayor valor monetario, pero, ante la barrera natural y la lejanía con los mercados del hemisferio norte, esta presentación es una alternativa de venta.
Ante este panorama, el representante de AGAP asegura que el siguiente impulso es el acceso al mercado. Sin este elemento, por mucha productividad que haya, no se desarrollará correctamente la industria del congelado.
Reitera, en ese sentido, que el objetivo de encontrarle mercado a la frambuesa es diversificar la cartera agroexportable. “No es bueno seguir solamente con cinco o seis productos principales, necesitamos variedad para compensar los volúmenes productivos”, explica.
Insiste en el quehacer de encontrarle mejores condiciones para fortalecer su productividad. Destaca, por ejemplo, la iniciativa del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) y del Midagri: los grupos de trabajo anuncian la instalación de parcelas experimentales en Lambayeque.
(Gestión)