La industria textil peruana en términos gremiales es una de las que más rápido está respondiendo a las exigencias de sostenibilidad y compromiso social, en un marco en que los consumidores están cambiando su perfil de demanda (con predominancia de milenials), impactando en toda la cadena productiva y de comercialización global.
Juan José Córdova, gerente general de Textil del Valle, resaltó las acciones que el gremio que representa, que aglutina al 80% de exportaciones totales del Perú en el rubro textil, y que “tomamos la sostenibilidad como un pilar para tener ventaja competitiva”. Recordó que ya el Perú era reconocido como un origen de calidad en el mercado, pero que ahora debe fusionarlo al concepto de sostenibilidad.
Para avanzar en este objetivo, apuntó que el gremio textil se impuso mediciones en aspectos claves como la huella de carbono, huella hídrica, impacto social y laboral, así como la determinación de apostar totalmente por las energías renovables, donde se ha tenido un gran éxito que es ejemplo para otras industrias.
“Nos dimos un plazo de 24 meses para pasar a usar el 100 por ciento de energías renovables en nuestros procesos. Hoy ya el 100 por ciento de las prendas que exportamos al mundo son fabricadas con energía renovable en todo el sector exportador peruano”, resaltó durante su participación el pasado foro Perú Sostenible.
Proyectos de impacto
Si bien es un hito importante, no es el fin del camino. Ahora, dice el vocero gremial, la idea es que todo el sector textil vaya hacia la circularidad en sus procesos productivos. De esta manera están surgiendo proyectos innovadores, como la construcción de plantas de tratamiento de agua por microfiltración con ósmosis inversa para suplir el 50 por ciento de su consumo de agua. Vale la pena referir que una empresa textil mediana en Perú utiliza unos mil metros cúbicos de agua al día.
En esa vía se está avanzando también con la “siembra de agua”, que consiste en utilizar las legendarias amunas de los incas para recoger y almacenar agua. En un plazo de dos a tres años, se espera que el 100 por ciento del agua utilizada en estos procesos industriales provenga de las amunas.
En el plano del reciclaje, Textil del Valle trabaja ahora en que la tonelada diaria de tela de descarte que antes se iba a vertederos, hoy se utilice en la confección de frazadas para enviar cada año 35 mil unidades de estos productos a los peruanos de la región sur peruana que padecen las temporadas de friaje y que ocasionan cientos de muertes. Se prevé que hasta un cincuenta por ciento de estas fatalidades podrían evitarse con esta ayuda.
Finalmente, Juan José Córdova habló de un proyecto en proceso de formación llamado “Algodón de vida”, que trabaja en un espacio de 2000 hectáreas en Juanjuy junto a 220 comunidades, las que usando el agua de lluvia como único recurso hídrico, siembran algodón orgánico. Es un trabajo que se acompaña con acciones de concientización de toda la población, incluyendo en el proceso a las escuelas.
“Cincuenta mil niños que trabajaban en campos de coca, ahora van al colegio. Y les aportamos textos escolares, donde planteamos la importancia de la empresa privada, la democracia, la sostenibilidad, cómo se siembra y se regenera lo que se pierde. Con todo esto se busca amalgamar a la empresa privada con la comunidad, junto a la congregación jesuita que está ahí, los gobiernos locales, logrando así un impacto positivo para un nuevo país”, concluyó.