Los agronegocios en el Perú han experimentado un crecimiento notable en los últimos años, ingresando a competir en mercados globales que exigen una mayor competitividad. En este contexto, es fundamental que los directivos de las empresas del agro cuenten con competencias directivas específicas para enfrentar los desafíos del entorno como por ejemplo pensamiento estratégico para analizar los cambios en el entorno, especialmente de los mercados, comunicación efectiva para poder relacionarse con todos los grupos de interés con los que se interactúa y gestión eficiente de los recursos para afrontar épocas difíciles en términos de reducción de precios, mencionó Manuel López Ortiz, director de la Maestría en Agronegocios del PAD – Escuela de Dirección de la Universidad de Piura.
De acuerdo al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) las agroexportaciones alcanzaron la cifra récord de US$ 9,800 millones de dólares y este año se espera alcanzar los US$ 10,000 millones. Además, los arándanos se han convertido en el principal producto exportado alcanzando la cifra de US$ 1, 400 millones seguidos por la uva que alcanzó los US$ 1,360 millones.
Gracias al crecimiento del sector, la demanda de profesionales sigue en aumento. Según el especialista, en 2022 se registró alrededor de 2,700 empresas agroexportadoras. En los primeros años del crecimiento agroexportador se tuvo soporte de profesionales extranjeros procedentes especialmente de Chile, Brasil y Colombia, pero en la actualidad el desarrollo y presencia de profesionales peruanos es mucho mayor.
“Hoy en día, el crecimiento ha requerido cada vez una mayor profesionalización de las cadenas que dan servicio y soporte a la agroindustria, por ello en el PAD hemos lanzado la maestría en Dirección de Agronegocios, que se preocupa por la formación integral del profesional, de acuerdo a los cambios en el mercado, en aspectos estratégicos relacionados a los criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo, además de aspectos técnicos”, agregó.
El desarrollo de pensamiento estratégico es una competencia fundamental de los profesionales, dado que los mercados cambian de manera constante y el sector agrícola está sujeto a variables no sólo económicas sino también ambientales, sociales, políticas que exigen al directivo adecuar sus estrategias ya no en el largo plazo, sino en el mediano e incluso año a año.
Para el director, otra competencia muy necesaria a desarrollar es la comunicación efectiva considerando que, en muchos casos, los agronegocios trabajan en distintas cadenas productivas con diversos grupos de interés, así como con las distintas áreas de producción a lo largo de la cadena, campo, planta, exportaciones, clientes nacionales e internacionales.
La gestión de los recursos es también una competencia fundamental, pues si bien los precios de varios de los commodities han sido bastante favorables, esto no siempre será así. Por el lado técnico productivo, se hace necesaria la formación relacionada con los procesos de automatización, transformación digital, big data y la aplicación de la inteligencia artificial en los procesos agroindustriales.